En los últimos años la esperanza de vida de una persona ha aumentado mucho, ya que el estilo de vida y los avances médicos han ayudado muchísimo a que disfrutemos nuestra vida, aun así siempre estamos expuestos a algún accidente, y por lo general no estamos preparados para afrontarlo. Para ayudarnos con estas situaciones existen los seguros de vida.
El seguro de vida es un contrato por el que la entidad aseguradora se compromete a pagar la prestación estipulada cuando se den las circunstancias acordadas en la póliza de seguro. La cobertura principal de los seguros de vida es el fallecimiento. Por lo tanto, el seguro paga la cantidad contratada a los beneficiarios si el asegurado fallece antes de la fecha límite del seguro. Pero hay otros seguros que, además, contemplan la circunstancia de supervivencia a la fecha indicada en el seguro.
La Codusef, clasifica a los seguros en dos: para personas y para bienes. Los seguros para personas se dividen en seguros de vida y seguros para accidentes y enfermedades
Seguro de vida.- Cuando la persona que contrató el seguro fallece, la suma asegurada se entrega a los beneficiarios que indica la póliza.
Seguro Dotal.- Tiene doble protección, es decir, si llega a fallecer la persona que contrató el seguro, la suma asegurada se entrega a sus beneficiarios, pero si continúa con vida cuando termina el periodo pactado en el contrato, la compañía aseguradora le entrega el dinero.
Seguro Educativo.- Funciona como una protección; al finalizar el tiempo pactado en el contrato, se entrega una cantidad fija a los hijos del contratante para que puedan concluir sus estudios.
Seguro de Pensiones.– Al trabajador se le entrega de por vida una cantidad de dinero o renta vitalicia, y en caso de fallecer, pasa a sus beneficiarios. Hay dos tipos: el privado contratado por iniciativa del mismo usuario, y el que por ley tiene derecho el trabajador.
La suma asegurada
Esta es la cantidad de dinero que recibirá tu familia o beneficiario(s) si llegas a fallecer. Es importante que al establecer este monto en tu seguro tomes en cuenta:
a) El número de personas que dependen de ti y sus edades.
b) ¿A cuánto ascienden los gastos de tu casa cada mes?
c) En caso de que alguien estudie o vaya hacerlo, ¿cuál es el monto de los gastos de educación?
d) Tu sueldo mensual.
Con esto tendrás un panorama de los gastos reales y futuros de tu familia o beneficiario(s), y podrás asegurarte por una cantidad que garantice que el nivel de vida de los mismos no se verá deteriorado tras tu ausencia. Elige una suma asegurada acorde a tu capacidad de pago.
Es el precio de tu seguro. No siempre el que cuesta más es el mejor, verifica las condiciones y los beneficios adicionales que ofrece cada institución. Su costo depende de la suma asegurada, tu edad, sexo, actividades que realices, estado de salud y otras coberturas adicionales contratadas.
Es lo que sí te cubre tu seguro. La principal es el fallecimiento. Puedes encontrar otras adicionales como: invalidez, pérdidas orgánicas, gastos funerarios, enfermedades terminales, entre otras.
Quienes perciben la indemnización en el caso previsto por la póliza. Presta especial atención cuando designes a tus beneficiarios:
Sobre todo infórmate y realiza todas las preguntas que tengas al momento de hablar con tu asesor de seguros al contratar alguno.